La importancia del Apto Físico en Pediatría

El apto físico es un certificado que indica si los chicos y chicas cumplen con las condiciones físicas necesarias para realizar actividades recreativas o deportivas.

El apto físico es uno de los mejores instrumentos para prevenir, al mismo tiempo que nos permite conocer las condiciones físicas de los pacientes. Es importante destacar que durante el apto también se toma en cuenta la historia clínica y los antecedentes familiares, y en base al criterio clínico puede llegar a pedírseles estudios adicionales.

En la mayoría de los casos, el paciente sano obtiene el certificado en el momento inmediato luego de las evaluaciones. Pero puede suceder que algún menor tenga un antecedente de enfermedades cardíacas graves en la familia, o que se haya detectado un soplo grave en el niño, o algún otro factor de riesgo. En esos casos, haremos otras evaluaciones antes de dar el certificado, o puede que le demos el apto pero sólo para algunas actividades y de baja intensidad, esperando el resultado de los estudios complementarios para elaborar el informe definitivo.

¿Qué profesionales intervienen en el APTO? ¿Que evaluaciones incluye?

En las jornadas específicas que organizamos desde CAPE para ofrecer APTOS físicos, los pacientes cuentan con la ventaja de que el consultorio está abierto solo para esa actividad, evitando la concurrencia a guardias, el contacto con pacientes enfermos, y las esperas típicas que se producen al concurrir a un médico que puede estar atendiendo un caso que requiera mayor tiempo de atención. .

Se realiza un examen físico completo en tres etapas:

En primer lugar, el pediatra realiza una entrevista con el paciente, en este caso el niño y el adulto acompañante, en la que se recopilan un conjunto de datos y se interroga también sobre antecedentes familiares y personales como cardiopatías detectadas, arritmias, internaciones previas o intervenciones quirúrgicas.
Luego se procede al exámen clínico en el que se evalúa el aspecto general del paciente, se realizan mediciones antropométricas, oscultación, etc.
Luego es el turno del cardiólogo, que obtiene el pulso y presión arterial, realiza un electrocardiograma y verifica soplos, palpitaciones, etc.

Por último la evaluación del Neumonólogo que incluye la evaluación funcional respiratoria, verificando antecedentes de asma y/o realizando una espirometría si cumple con el criterio clínico para la evaluación.

La atención se realiza con turno previo y se guía en el concenso para la evaluación de aptitud física de la Sociedad Argentina de Pediatría.

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